Los grupos antilegalización intensifican sus esfuerzos contra la legalización del cannabis

Los grupos antilegalización intensifican sus esfuerzos contra la legalización del cannabis

La legalización del cannabis a nivel estatal en los Estados Unidos ha experimentado un crecimiento significativo en la última década, particularmente después de que la Ley Agrícola de 2018 legalizara el "cáñamo", que contiene niveles muy bajos de Delta-9 THC, el principal compuesto intoxicante del cannabis. Esta legalización ha llevado a un mercado nacional de productos de CBD y "Delta-8", que algunos creen que no están restringidos por las leyes federales de cannabis.

En respuesta a la expansión del mercado del cannabis y a los retos que plantea la regulación de los programas de cannabis a nivel estatal, ha surgido un creciente movimiento antilegalización. Este movimiento emplea diversas estrategias jurídicas, políticas y sociales destinadas a cambiar la percepción pública e influir en los responsables políticos para frenar o revertir los esfuerzos de legalización del cannabis tanto a nivel estatal como federal.

A pesar del importante apoyo público a la reforma del cannabis, los grupos contrarios a la legalización han avanzado en las últimas elecciones. En noviembre, tres de cada cuatro estados con iniciativas de legalización en sus papeletas votaron en contra. En particular, en Florida, una propuesta de ley para legalizar el cannabis recreativo no obtuvo la aprobación necesaria de 60%, a pesar de que las encuestas mostraban que aproximadamente 66% de los votantes estaban a favor. Mientras tanto, Dakota del Norte y Dakota del Sur también rechazaron medidas para la legalización, mientras que Nebraska aprobó dos propuestas para legalizar y regular el cannabis medicinal.

La derrota en Florida sorprendió a muchos, ya que las encuestas indicaban un fuerte apoyo a la legalización. Sin embargo, los grupos contrarios a la legalización cambiaron eficazmente su mensaje, centrándose en la idea de que la iniciativa de legalización era una estratagema que beneficiaba a los intereses empresariales del sector del cannabis medicinal del estado, en lugar de hacer hincapié en el temor a la delincuencia o al consumo de drogas. Este enfoque resonó entre los votantes y puede haber contribuido al fracaso de la medida.

Además, la situación en estados como Nueva York ha puesto de relieve las divisiones entre las partes interesadas en la industria del cannabis, con demandas que revelan conflictos entre los operadores médicos establecidos y los nuevos participantes en el mercado. Este conflicto interno puede haber alimentado aún más el escepticismo entre los votantes respecto a los motivos que subyacen a las iniciativas de legalización.

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