La profesora Mary Cannon, catedrática de epidemiología psiquiátrica y salud mental juvenil del Real Colegio de Cirujanos de Irlanda (RCSI), ha subrayado la necesidad de que los padres irlandeses se informen sobre los riesgos del consumo de cannabis entre los adolescentes. Este llamamiento se produjo a la luz de un reciente acto organizado por el RCSI, en el que se compartió la trágica historia de Johnny Stack. Johnny empezó a consumir cannabis a los 14 años y se suicidó a los 19. Su madre, Laura Stack, atribuyó su muerte a una psicosis inducida por el cannabis.
Laura Stack, fundadora y directora ejecutiva de Johnny's Ambassadors, relató una desgarradora conversación con su hijo tres días antes de su fallecimiento. Le dijo: "Quiero que sepas que tenías razón. Me dijiste que la marihuana dañaría mi cerebro. Ha arruinado mi mente y mi vida, y lo siento. Te quiero". La organización de la Sra. Stack pretende disuadir a los jóvenes de consumir cannabis hasta que sus cerebros se hayan desarrollado completamente, e idealmente animarles a evitarlo por completo.
Durante su conversación con BreakingNews.ie, la profesora Cannon destacó que los riesgos de desarrollar psicosis inducida por el cannabis son significativamente mayores para quienes empiezan a consumir cannabis durante la adolescencia. Explicó cómo el THC, el componente activo del cannabis, interactúa con el sistema endocannabinoide del cerebro y puede alterar la transmisión de la dopamina. La profesora Cannon advirtió de que pueden observarse cambios estructurales en el cerebro de los jóvenes consumidores de cannabis, lo cual es muy alarmante. Señaló que no todas las personas que consumen cannabis experimentarán psicosis, ya que algunos individuos jóvenes son más vulnerables que otros, pero es imposible predecir quién se verá afectado.
La profesora Cannon explicó además que el riesgo de psicosis aumenta tanto con la edad de inicio como con la potencia del cannabis consumido. Afirmó: "Cuanto mayor es la potencia, mayor es el riesgo de psicosis, y eso lo están estableciendo de nuevo muchos estudios". Describió la psicosis inducida por el cannabis como una psicosis aguda, caracterizada principalmente por paranoia, que puede escalar a una desconexión de la realidad. Los individuos pueden sentir que su familia conspira contra ellos o que sus allegados se han convertido en extraños, lo que resulta especialmente preocupante.
La profesora instó a la sociedad irlandesa a informarse mejor sobre los riesgos del cannabis, sugiriendo que se fijen en países como Canadá, donde el cannabis ha sido legalizado. Señaló que tras cinco años de legalización del cannabis tanto medicinal como recreativo, los índices de psicosis en adolescentes en Canadá se habían multiplicado por más de diez. La profesora Cannon citó un estudio en el que participaron millones de canadienses y que indicaba que las personas con dependencia del cannabis anotada en los registros de los servicios de urgencias tenían casi un 10% de riesgo de desarrollar psicosis en un plazo de cinco años. Esta estadística es sorprendente, sobre todo si se compara con una tasa de psicosis inferior al 1% en la población general.