Los Estados luchan contra el cannabis ilegal al tiempo que promueven la equidad

La legalización del cannabis para uso de adultos en muchos estados de EE.UU. pretende rectificar las antiguas desigualdades causadas por las políticas de represión de las drogas. Este movimiento no sólo pretende despenalizar el cannabis para consumo adulto, sino también reinvertir en las comunidades afectadas negativamente por la prohibición. Muchos estados han integrado objetivos de equidad social en sus procesos de concesión de licencias de cannabis para facilitar esta reinversión.

Sin embargo, el auge de los mercados ilegales de cannabis plantea serios retos a estas iniciativas de equidad. Algunos estados han respondido aplicando medidas coercitivas más estrictas contra la venta sin licencia, lo que suscita la preocupación de equilibrar el cumplimiento de la normativa con la equidad social y las reformas de la justicia penal.

El planteamiento de Nueva Jersey respecto a la legalización ilustra esta compleja dinámica. El estado dio prioridad a la reforma de la justicia penal junto con la legalización del cannabis, haciendo hincapié en la eliminación automática de antecedentes penales para los delitos leves. Este compromiso con la equidad llevó al estado a ofrecer licencias preferentes a empresas pertenecientes a minorías, mujeres y veteranos discapacitados cuando abrió por primera vez su proceso de solicitud en 2021.

A pesar de estos esfuerzos, el crecimiento de los mercados ilegales socava la sostenibilidad económica de los operadores con licencia, especialmente los de comunidades marginadas. Los negocios con licencia se enfrentan a elevados costes de cumplimiento, importantes tasas y complicados sistemas de regulación, al tiempo que compiten con vendedores no regulados que operan sin estas cargas. Esta competencia no sólo repercute en la rentabilidad de los operadores con licencia, sino que también amenaza la viabilidad de los programas de equidad social.

En Nueva Jersey, los recientes cambios en la política fiscal han complicado aún más el mercado. La Comisión Reguladora del Cannabis aprobó aumentos de las tasas, que, según los críticos, podrían disuadir a los consumidores de adquirir cannabis legal. Como consecuencia, algunos legisladores propusieron medidas para penalizar la compra de cannabis de fuentes no autorizadas. Aunque enmarcadas en una estrategia de protección, estas propuestas han suscitado críticas por socavar potencialmente los objetivos de equidad de la legalización.

Problemas similares se plantean en Nueva York, donde sólo 182 dispensarios autorizados atienden a una población de 20 millones de habitantes, lo que permite a más de 4.000 vendedores sin licencia prosperar en ausencia de una regulación eficaz. Esta situación ha llevado a la creación de un Grupo de Trabajo para la Represión del Cannabis Ilícito con el fin de acabar con las operaciones ilegales, pero la aplicación de la ley sigue siendo un reto de enormes proporciones.

En California, a pesar de las importantes incautaciones de cannabis ilegal valoradas en más de $191 millones en 2024, los operadores sin licencia siguen saturando el mercado. Casi 60% de los municipios de California siguen prohibiendo la venta legal de cannabis, lo que limita el acceso a los productos regulados y complica la labor de aplicación de la ley.

Las presiones políticas también amenazan el progreso de los esfuerzos de legalización del cannabis. En estados como Montana, Nebraska, Ohio y Dakota del Sur, los legisladores han propuesto medidas que podrían revertir o modificar las iniciativas sobre el cannabis aprobadas por los votantes, a menudo con el objetivo de restablecer las sanciones penales para los delitos relacionados con el cannabis. En Ohio, por ejemplo, un reciente proyecto de ley proponía restricciones al cultivo doméstico y a la potencia del THC, así como la derogación del Programa de Empleo y Equidad Social del Cannabis.

Nebraska se enfrenta a desafíos legales que podrían obstaculizar la implantación del cannabis medicinal, a pesar del fuerte apoyo de los votantes. Una demanda que cuestiona la constitucionalidad de la reforma del cannabis a la luz de la ley federal ha creado incertidumbre en los esfuerzos de legalización del estado.

Idaho ha ido incluso más lejos, aprobando una resolución que limitaría futuras iniciativas de legalización del cannabis, otorgando al poder legislativo la autoridad exclusiva sobre la política del cannabis e imponiendo penas estrictas por posesión.

Para combatir eficazmente los mercados ilegales, los Estados deben centrarse en la educación pública sobre las ventajas del mercado legal del cannabis. Comprender los riesgos asociados a la compra a fuentes no autorizadas puede ayudar a cambiar el comportamiento de los consumidores. Además, los estados deben desarrollar estrategias de aplicación de la ley que sean transparentes, equitativas y que cuenten con la participación de la comunidad.

A medida que evolucione la legalización del cannabis, la interacción entre la supervisión reglamentaria y las iniciativas de equidad social definirá su futuro. Abordar los retos persistentes que plantean los mercados ilegales es esencial para proteger la integridad de la industria del cannabis y garantizar que los beneficios lleguen a las comunidades más afectadas por las políticas de cannabis del pasado.

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