La Administración para el Control de Drogas (DEA) ha publicado su Informe de Evaluación de la Amenaza Nacional de las Drogas (NDTA) de 2025, que plantea dudas sobre las perspectivas de reclasificar el cannabis de la Lista I a la Lista III. Este informe indica una fuerte resistencia a cambiar el estatus legal actual del cannabis, citando preocupaciones sobre los mercados ilícitos, la potencia del producto y la influencia de las organizaciones criminales transnacionales (OCT).
En un cambio notable respecto a las expectativas anteriores, el informe dedica una sección al cannabis, lo que puede sorprender a algunos observadores. Mientras que otras sustancias peligrosas como el fentanilo y la metanfetamina han recibido atención, el hecho de que la DEA se centre en el cannabis subraya el nivel de amenaza que percibe. El informe afirma varios puntos clave:
- El cultivo de cannabis en estados legales, como Oklahoma, está siendo explotado por las TCO chinas y los cárteles mexicanos, que abastecen el mercado ilícito de marihuana en todo Estados Unidos. - A pesar de la legalización a nivel estatal, el mercado negro de la marihuana ha crecido, alimentado por estas organizaciones criminales. - El informe afirma que estas TCO están produciendo cannabis con niveles de THC que oscilan entre 25% y 30%, lo que supone la mayor potencia registrada en la historia del narcotráfico. - Destaca que incluso en los estados donde el cannabis es legal, los niveles de THC a menudo carecen de regulación, lo que plantea problemas de seguridad. - Los estados que han legalizado el cannabis suelen registrar las tasas de consumo más elevadas, sobre todo entre las poblaciones vulnerables. - Un etiquetado insuficiente de los productos provoca un aumento de la exposición accidental, especialmente entre los niños, sobre todo con productos como el Delta-8.
Lo más importante es que el informe no aporta referencias ni pruebas de muchas de sus afirmaciones, sobre todo en lo que respecta a la relación entre la legalización del cannabis y el aumento de los índices de delincuencia, así como a las deficiencias normativas. Esta falta de citas deja margen para el escepticismo sobre las conclusiones.
Las implicaciones del informe sugieren que es muy probable que la DEA se oponga a cualquier intento de reclasificar el cannabis. El informe relaciona repetidamente el aumento del consumo de marihuana y la delincuencia con los programas estatales, lo que indica que la agencia considera que estas cuestiones están interrelacionadas.
Otra posibilidad es interpretar el informe como un esbozo por parte de la DEA de las normas necesarias que deben aplicarse en caso de reprogramación. Las preocupaciones planteadas pueden indicar que la DEA exigiría:
- Mejores sistemas de seguimiento para evitar que el cannabis cultivado legalmente entre en el mercado negro. - Normativas más claras sobre los límites de potencia de THC en todos los mercados. - Requisitos normalizados de etiquetado de los productos para minimizar la exposición accidental. - Normas uniformes sobre las pruebas para garantizar la seguridad y la conformidad de los productos. - Supervisión de los productos derivados del cáñamo para confirmar la exactitud del etiquetado y la divulgación de los ingredientes.
A medida que la política sobre el cannabis sigue evolucionando, la postura de la DEA y las conclusiones del informe de la NDTA podrían influir significativamente en los futuros debates sobre la legalización y la regulación. Las partes interesadas de la industria del cannabis deberán tener muy en cuenta estas novedades a la hora de navegar por el complejo panorama de la regulación del cannabis.