Los legisladores de Texas han aprobado una importante ampliación del programa de marihuana medicinal del estado, enviando el proyecto de ley al Gobernador Greg Abbott para su consideración. Este avance se produce mientras los defensores de la industria del cáñamo del estado expresan su preocupación por la propuesta de prohibición de los productos de THC derivados del cáñamo.
En la actualidad, Texas cuenta con uno de los programas de marihuana medicinal más restrictivos de Estados Unidos, que sólo permite el uso de aceite con bajo contenido en THC a los pacientes que cumplen los requisitos del Programa de Uso Compasivo de Texas. La recién propuesta House Bill 46 tiene como objetivo aumentar el acceso mediante el aumento del número de organizaciones dispensadoras autorizadas de tres a 15, mejorando la producción de aceite de CBD en todo el estado.
El proyecto de ley permite a estas organizaciones utilizar ubicaciones satélite para almacenar el producto, lo que facilita su distribución. También introduce disposiciones legales para los vaporizadores, al tiempo que mantiene la prohibición de la flor fumable. Se añaden tres nuevas condiciones para los pacientes: dolor crónico, lesión cerebral traumática y cualquier enfermedad terminal tratada con cuidados paliativos o servicios de hospicio.
A pesar de estos cambios, la ampliación podría no satisfacer las demandas de la industria del cáñamo de Texas, valorada en aproximadamente $5 mil millones. Los representantes de la industria están instando al gobernador Abbott a vetar el proyecto de ley 3 del Senado, que argumentan eliminaría efectivamente los productos de THC derivados del cáñamo y amenazaría miles de puestos de trabajo.
Durante una rueda de prensa en el Capitolio de Texas, los miembros del Consejo Empresarial del Cáñamo de Texas destacaron las posibles repercusiones negativas de la SB 3, entre ellas la pérdida de puestos de trabajo y la reducción de los ingresos fiscales del Estado. Presentaron 5.000 cartas y una petición con más de 118.000 firmas abogando por el veto del proyecto de ley.
Sin embargo, el vicegobernador Dan Patrick, uno de los principales partidarios de la ley SB 3, ha tachado de peligrosos los productos con THC derivados del cáñamo, haciendo hincapié en la necesidad de una normativa más estricta. Así pues, el panorama del cannabis en Texas se encuentra en una encrucijada: el acceso a la marihuana medicinal podría aumentar, mientras que el futuro de los productos derivados del cáñamo pende de un hilo.
